lunes, 20 de febrero de 2017

Sobre los orígenes de la Yerba Mate

¿Por qué tomamos mate? ¿Alguna vez te preguntaste? ¿De dónde viene? ¿Cuál es el origen del mate?

Muchos saben, otros no. De todos modos algo que me interesa estudiar y me apasiona compartir es el origen de las cosas.

Dejando de lado la cuestión sobre el origen de la vida -y de la primera planta de yerba mate que enraizó en el Planeta Tierra (cuestión difícil de elucidar en algunos renglones)-, les propongo entrar en el momento en el que el ser humano comenzó a entrar en contacto con ella.

Segun estudios antropológicos fue a través de la cultura guaraní que la planta comenzó a ser utilizada por los hombres y mujeres que habitaban este pedazo de tierra y que hoy conocemos como Amazonas, en América del Sur.

De a poco fueron explorando nuevas tierras, pasando a ocupar, bajo diferentes nombres étnicos, gran parte de lo que hoy es Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina.

Centenas de años atrás, no mucho si pensamos a escala planetaria, la cultura guaraní conoció la Yerba Mate, una más de todas esas plantas que este pueblo fue incorporando en su vida social. Esto fue posible gracias a la gran sensibilidad de estos seres con los del reino vegetal.
El contacto con las plantas se manifiesta desde un lugar sagrado, honrando paso a pasito a la Madre Tierra que nos sustenta. Para el guaraní esta relación con la tierra es algo esencial, al punto de no reconocer separación entre el ser y el mundo que lo sostiene. La Tierra es Madre, madre de las madres, luego viene la madre biológica. Es un espacio sagrado, ritual y profundo.

La cultura agricultora de esta nación indígena hizo que poco a poco comiencen a cultivar todas a quellas plantas sagradas, entre ellas la hierba mate. Dependiendo de la región, el clima y la comunidad indígena vinculada, la planta fue adquiriendo variadas formas de consumo. Podemos ver en Rio de Janeiro el mate carioca, mate de praia: infusión de la yerba mate tostada, con hielo, limón y azúcar. Una delicia refrescante que permite sobrepasar con placer altas temperaturas en el verano brasilero.
Paraguay nos invita su "tereré", con bombilla, yerba y frio también, (agua, hielo y fruta), equilibrando la calurosa humedad del chaco paraguayo.
A medida que vamos viajando hacia el frio del sur, nos encontramos tanto con el mate cocido (infusión de la yerba mate) como con el queridísimo Mate, con mayúscula, uruguayo y argentino al mismo tiempo (sin peleas). Yerba, agua caliente y a compartir.

Para la nación guaraní, el Mate es también una planta medicinal, hierba que cuenta incontables benefícios para el ser humano, entre las cuales encontramos su poder estimulante, sostienendo con vitalidad arduas culturas de trabajo.

De la misma manera que el café para el pueblo colombiano y la hoja de coca para la cultura Quechua, el mate se planta, también, como un soporte energético en sociedades con culturas laborales intensas. Pueblos que acostumbran trabajar más allá de los límites naturales del cuerpo humano.

A su vez, lo que mantiene viva la integración de estas plantas en cada región, no es el factor estimulante mas si su presencia como un elemento de articulación social.
Es porque las personas comparten, rien, lloran, se divierten, chusmean, se despiertan y se van a dormir... con-un-mate-en-la-mano, que estos alimentos forman parte de nuestras vidas.

Poco a poco fue desapareciendo ese lugar ritual, sagrado que la Yerba Mate ocupaba para los guaraníes y fue asumiendo un papel fundamental a la hora de poner excusas para ver a alguien. Y paradógicamente fuimos manteniendo, sin querer, ese lado sagrado, indirectamente, toda vez que colocamos un mate en el medio para celebrar (consciente o inconscientemente) el amor que nos une a otro ser, sea este amigo, conocido, pariente o desconocido.
Al fin de todo, todo todo todo ocupa un lugar sagrado en esta vida. Lo sepamos o no. Ahora lo sabemos.

Gracias al pueblo guaraní por haber traido hasta nuestras manos toda una cultura ancestral, que sin duda, lejos de perderse en el laberinto de la globalización tiende a expandirse cada vez más, de país a país, de casa en casa, de mano en mano.


Artículo escrito por Santiago Lingurini. Politólogo, agricultor y escritor.
Cuando atravezamos la experiencia de ver a alguien que amamos en riesgo de muerte podemos entender el verdadero valor de la vida, del amor, de la importancia de la familia, los amigos, los seres que amamos y su salud. Podemos ver que nos pasamos el 99% del tiempo preocupados por lo que no importa. Pelotudeces.
Si estás leyendo esto es porque quiero tocarte el corazón. Quiero que despiertes, como tuve que hacerlo yo. Quiero que ames a tu familia, que se lo digas, se lo demuestres. La vida parece segura, pero es frágil e impermanente como una flor. Una maravilla intangible que se nos escapa de las manos pero podemos agarrarla con el corazón, sólo cuando amamos.
Tuve miedo. El miedo me despertó. Estoy atento para que duren mis ojos abiertos. Para ver las cosas que realmente importan. Quiero amar. Amar y agradecer la vida.

Gracias a tod@s los que amaron expandiendo cura para mi hermano Martín. Les soy eternamente agradecido.

Amemos. Ahí está la paz.