martes, 8 de febrero de 2011

¿A donde va el alma de los locos mutilados?


No es una buena forma de comenzar un esbozo sobre la relación de la ciencia con los cuerpos que pierden el alma, pero bueno; resulta que hoy he denterarme que las carnes que decidieron abandonar la opresión de la existencia, para toda la eternidad, viven y se enroscan en el formol de palacios científicos, envueltos en rituales ceremoniales que sólo un bisturí y un ojo clínico han de contemplar.

(Hay olor a morbo)

Así es… los cuerpos de los vagabundos, los de los locos, los de los extraviados planetarios, y los de los jamás reclamados culminan en un mismo espacio mortal: el Laboratorio de Prácticas Médicas Experimentales.

Pasa ques costoso, monetariamente hablando, transportar un cuerpo de una ciudad a otra, de una provincia a otra, ni que hablar de un país a otro.
Tal es el motivo que provocó la siguiente anécdota:

el amigo de un amigo de un amigo le contó a un amigo que una vez, allá por los sesenta, la familia de otro amigo que no estaba muy conforme con éstas tarifas de la muerte, decidió hacer pasar al muerto por vivo: le plantaron un sombrero tanguero, un cigarro entre los labios, y bien acomodado en el asiento trasero de una citroneta color manteca emprendieron viaje a Calamuchita. Se ahorraron 17mil 500pesos, más el peaje de San Nicolás, que son 2 con 50.

Basado en una historia real.