martes, 15 de febrero de 2011

La Belleza escondida en un Sueño


Hace dos años, cinco meses, tres días, veintitrés horas, dieciséis minutos y 44, 45… 46 segundos descubrí lo magnífico de aventurarse en los sueños de otros. Hasta ayer pensé que era práctica habitual del resto de la humanidad tener la capacidad de filtrarse en el tiempo onírico de los demás, pero hablando con Manu anoche me di cuenta que lo que hasta entonces era algo frecuente y natuaral en mi vida se convertía –de pe a pa- en una extrañeza admirable.

No es que sea algo premeditado, incluso no precisa de concentración en demasía; solo basta proponérselo para que el [ahora] milagro, ocurra…:

Esta mañana por ejemplo, cuando desperté me quedé haciendo fiaca unos minutos {dos horas masomenos}, y antes de caer en el tercer nivel de somnolencia (porque viste que el sueño se divide en niveles…) me dije: “a ver en qué anda Jacqueline… esa amiga nueva que me hice este verano...” ¡Y dio la causalidad que Jacqueline estaba durmiendo! Nada raro de todos modos, en su pachorra santiagueña.

Me escabullí, sigilosamente, trepando por los médanos… ella miraba el mar, con los ojos perdidos, como fijando la mirada en la Nada. Le soplé un colibrí para llamarle latención y ahí fue que me descubrió: me atrapó con esos ojos brillantes el alma desnuda; me fue inevitable empezar a llorar, me encandiló su belleza…

{Me parece increíble que el alma sienta la necesidad incontenible de llorar lágrimas de mar cada vez que nos sumergimos en un instante de Belleza}

3 comentarios:

SANTIAGO LA FROSCIA dijo...

devuelvo firma, y aprovecho para felicitarte a vos también; buen blog, no sólo los escritos, sino también las imágenes que usas para los mismos. un abrazo grande che!

LUCA dijo...

"Llorar a chorros, a lagrima viva.
Llorar los puertos y los mares..."

Anónimo dijo...

saludos loco!


http://www.anomikomatias.blogspot.com